El Bologna de Roberto Donadoni
está teniendo un buen arranque del curso 2017-2018. No lo dicen así sus
números, pues tan sólo ha logrado cinco de los quince puntos que ha tenido en
juego, pero su fútbol, no obstante, bien merecería algo más que la victoria
(ante el Benevento), los dos empates y el otro par de derrotas que acumula a la
fecha. Anoche, de hecho, vio cómo de nuevo se le volvieron a escapar dos puntos
en el tramo final del encuentro. Acabó empatando ante el Inter, en casa, quien
durmió como líder en solitario de la Serie A, y que representa, curiosamente, el
caso opuesto al del conjunto boloñés: ha ganado cuatro jornadas, tan solo ha
empatado una, y sin embargo sus actuaciones denotan mucha ingenuidad para tanto
premio.
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Simone Verdi (25) celebra su tanto conseguido ante el Inter de Milán. Foto: Zimbio
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Donadoni volvió a poner contra las cuerdas al Inter
Como ya ocurriese el pasado fin
de semana ante el Crotone, el Inter volvió a sufrir en exceso por hacerse dueño
territorialmente de un encuentro. A pesar de formar con Vecino y Valero en mediocampo, en un escenario muy similar al
del pasado sábado, el cuadro de Luciano Spalletti se está mostrando muy timorato
cada vez que se ve obligado a arrancar
su fútbol desde muy abajo. Sus contrarios, de hecho, no requieren de una
presión a gran escala para atragantar la fase de salida del conjunto nerazzurro, sino que más bien les basta con
hacer todo lo contrario: esperar bien ordenados para que termine siendo el
propio Inter quien acabe regalando la
posesión del esférico. Roberto Donadoni, que demostró llegar con la lección
bien aprendida al encuentro, organizó a los suyos de forma perspicaz para hacer
tropezar al Inter con sus propios pasos. En fase de repliegue, como otras
tantas veces, el 4-3-3 del Bologna pasó a conformarse en un 4-1-4-1 donde Pulgar, cual pivote en mediocampo, y Petkovic, como hombre más adelantado,
cumplieron al mantener siempre bien compactas las dos líneas de cuatro hombres.
Simone Verdi, muy móvil, aterró con cada acción
Sin embargo, y aunque este
hubiese sido el escenario por cualquiera imaginado antes de que echase a rodar
el esférico, el Bologna no estuvo por la
labor de concederle espacios de una manera tan sencilla a su rival jugando
en el Renato Dall’Ara. Aunque el mismo Inter sí pensase en un contexto así de
parecido, como demostró su puesta en escena con Candreva azuzando por derecha
en busca del centro al área, Donadoni pronto acertaría con la respuesta. Simone
Verdi cargó sobre su espalda con todo el equipo. En el sentido más amplio de la
palabra, pues el italiano comenzó a liderar
por su cuenta cualquier ofensiva que se terciase contra la portería de
Handanovic. Arrancando el partido por derecha, como viene siendo habitual, Verdi sin embargo protagonizó gran parte de sus acciones por el costado
contrario. Donadoni decidió acometer con todo por izquierda, concurrida por
Masina y Di Francesco, y donde además osó en incluir al propio Verdi, con la
intención de castigar la espalda de Candreva y superar, con dos extremos al
mismo tiempo, la resistencia que D’Ambrossio quiso interponer en su zona. Sin
lograrlo, conviene destacar, ya que para aquel entonces Verdi había conseguido amilanar
al área interista.
Apareció por todos sitios del
ataque, y también del mediocentro, reculando unos cuantos metros su sitio, lo
que terminó de desconcertar al Inter y sus intentos por aguar su afán de
protagonismo. Y los datos del descanso, los cuales vienen a resaltar que Verdi
embocó los vestuarios con un 85% de
acierto en el pase, un total de siete disparos (3 de ellos a puerta, incluido
el del gol y el de las cuantas faltas que probó a lanzar desde la frontal),
cinco centros, probó tres regates y despejó hasta en tres ocasiones, vienen
a probar a aquello cuanto se enfrentó el Inter durante la noche del martes. Lo
siguió intentando durante la segunda mitad, de hecho. Y es ahí, en este punto,
donde emana la diferencia elemental entre Crotone y Bologna, y en otro orden de
cosas cómo estos dos equipos, teniendo uno mucho más mordiente que el otro,
llegaron a tener deslomado al Inter con recursos tan parecidos como a la vez
distintos. Los de Spalletti, a todo esto, tampoco lograron amenazar al espacio,
ya que siempre, en uno de los cambios a conciencia de Donadoni: el dar entrada
a Donsah para liquidar este tipo de
situaciones. Brilló también Poli. Y Pulgar. Y el Bologna en líneas generales. Aunque
el Inter, otra vez de la nada, logró conceder una semana más de clemencia a su
técnico. A quien el tiempo apremia y estos resultados muestran que avanza sin
brújula hacia zonas cada vez más angostas.
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