El Napoli cumplió con el guion
preestablecido. Se impuso con comodidad ante el Feyenoord, a quien batió por
tres a uno, aunque en esta ocasión, teniendo como escenario al estadio San
Paolo, no requirió de muchos de los instrumentos que habitualmente acostumbra.
Medió su presión, corrió al espacio ante la evidencia y reposó durante largos
tramos sobre su propio sentido táctico. Herramientas suficientes para un Napoli
que, no obstante, volvió a descollar ciertos aspectos de calado para el
análisis, en lo positivo y también en lo negativo. Una victoria que, sea como
fuere, le aúpa en la clasificación del grupo, antes del doble enfrentamiento
ante el Manchester City, donde (según lo lógico) se repartirán la primera y
segunda clase del viaje.
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Mertens (30) e Insigne (26) celebran el primer gol del Napoli ante el Feyenoord. Foto: Zimbio |
Tan sólo Allan
mantuvo tensa la presión en campo rival
El Napoli saltó al césped a
defender su ventaja, como quien dice. Lorenzo Insigne, el futbolista más en
forma de la plantilla en este arranque de temporada, consiguió adelantar al
equipo sin todavía alcanzar los diez primeros minutos de juego. Y sobre dicho
contexto reescribió el Napoli un escenario más favorable del ya imaginado en un
primer momento. Los de Sarri fueron funcionando a rachas, según de dónde soplase
el viento. Allan, como interior diestro, e Insigne, como extremo habitual por
izquierda, ejercieron como los dos únicos futbolistas capaces de cambiarle el
gesto a una extinta actuación colectiva. Con el resultado a su favor, el Napoli
fue diluyendo su férrea presión tras pérdida con tal de pasar a formar, en
cambio, un repliegue algo más organizado sobre su propio campo. Y es en este
aspecto, de hecho, donde las actuaciones de brasileño e italiano cobraron mayor
trascendencia con la versión que decidió adoptar la escuadra. Con y sin balón, actuaron
como los sujetos más activo de cuantos dispuso en el día de ayer el Napoli. Así
que los dos fueron los responsables de que el equipo no perdiese el dominio más
allá del registro de la posesión que figuró al descanso (47-53%).
El Napoli, sin brillar, supo golpear en los momentos claves
El cuadro partenopeo eligió de
manera incontestable los compases en los que aporrear la puerta. Al principio,
a la vuelta del descanso y como réplica al penalti detenido por Reina, aún con
el 2-0 que hubiese metido al Feyenoord de nuevo en el encuentro. A la espera de
recuperar al mejor Marek Hamsik, tal y como confirmó el propio Maurizio Sarri a
la conclusión del choque; en lo defensivo, el equipo concedió una pena máxima
en su contra y un tanto en el tiempo de descuento, el detalle a tener más en
cuenta por la zona vino a ser su repliegue. Durante la segunda mitad, con el
equipo a medio gas y el Feyenoord apurando sus opciones de reengancharse en la
partida, la zona defensiva evidenció una serie de errores -o, mejor dicho, un
mismo error repetido en varias ocasiones-, que a buen seguro Sarri no tardará
en poner remedio. Mientras que el Feyenoord, con Berghuis y Toornstra canalizó
por fuera gran parte de sus acciones, el sistema reculó en exceso sobre Reina.
O lo que, expresado de otra manera, concedió una serie de rechaces al borde del
área impropios para un sistema y un estratega que si por algo destacan es por
su escrupulosa conducta.
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